viernes, 22 de mayo de 2009

Crisis en las orillas del Támesis

Un escándalo sin precedentes trae a los políticos británicos en jaque. Desde que hace dos semanas, el diario conservador the Daily Telegraph dio a conocer los detalles de los gastos a los que incurrieron los parlamentarios, ningún político ha podido dormir tranquilo.


No es para menos. Desde que el Daily Telegraph adquirió el reporte completo de los gastos de los parlamentarios, no ha dejado de publicar en portada quiénes gastaron cuánto dinero en artículos personales y de lujo con cargo al erario público.


Cabe aquí una explicación sobre el sistema de gastos en el Reino Unido. A diferencia de México, donde tanto los funcionarios de gobierno como los diputados y senadores reciben una partida presupuestal para realizar los gastos relacionados con sus funciones públicas (lo mismo que en España y Francia), los políticos británicos gastan de su bolsa y después elaboran un reporte con recibos y facturas por los gastos incurridos. Por el elevado número de reportes de gastos que reciben las comisiones encargadas de inspeccionarlos, nadie ponía atención a los detalles. Asunto que también tiene que ver con no delatar al compañero de curul -fuese del partido que fuese -, pues todos sabían que estaban metiendo gastos que no tenían nada que ver con su función pública.


Sabían también que en unos dos meses, dicha información sería de dominio público, como resultado de una resolución de la Corte Suprema de Justicia. Tras una petición ciudadana de transparentar los gastos, se resolvió a favor de hacer pública la información. Sin embargo, los detalles personales como direcciones o nombres propios de familiares de políticos serían eliminados, pues se considera información confidencial.


Tras pagar un monto que, se rumora supera las 300 mil libras, el Daily Telegraph se hizo de la información, con todo y direcciones, teléfonos y nombres propios.


Las portadas del Telegraph, y posteriormento de otros diarios, así como de noticiarios en televisión y en radio se empezaron a llenar de reportes que tienen indignada a la población británica (sobre todo en estos tiempos de crisis en el que el número de desempleados alcanza ya los 2.5 millones de personas).


Parlamentarios que pidieron el reembolso de más de 30 mil libras por la remodelación que le hicieron a una casa de uso privado; que cargaron a los contribuyentes el pago de hipotecas para comprar casas que vendieron después dos o tres veces más caras; que metían recibos por el pago de la limpieza de sus viviendas en las que ni siquiera habitaban y hasta el pago de alimento para mascotas y la compra de carriolas para sus hijos. Las lista con nombres y pagos crece cada día más.


Nadie ha salido librado de esta. Ni laboristas, ni coservadores, ni liberales demócratas. Gordon Brown se vio obligado a pedir discuplas y el asistente personal de David Cameron, líder de los Tories, tuvo que renunciar a su cargo. Por su parte, el presidente de la Cámara de los Comunes, Michael Martin, fue orillado a dimitir hace 3 días tras recibir severas críticas por su actuación ante el escándalo. Los detractores dicen que se dedicó a buscar al que vendió la información, en lugar de tratar de salvar la dañadísima imagen de los miembros de la Cámara Baja.


Los líderes de los partidos Laborista y Coservador han advertido a sus copartidarios que aquellos que hayan incurrido en gastos excesivos no podrán participar como candidatos en las próximas elecciones generales. Entiéndase esta como una medida para salvar un poco la reputación de los políticos, y en el caso de los laboristas, no perder tantos escaños.


Tras este anuncio, han llovido disculpas, devoluciones de dinero y hasta declaraciones lamentando el nivel de ansiedad y angustia que se percibe en los pasillos de Westminster.


Las próximas elecciones locales y para eurodiputados, que se celebrarán el próximo 4 de junio, mostrarán qué tan afectada quedó la imagen de los políticos. De acuerdo con una encuensta realizada por el periódico The Guardian, alrededor del 30% de los votantes piensan votar por partidos pequeños como el Liberal Demócrata, el Partido Verde y hasta el Partido Independentista del Reino Unido (http://www.guardian.co.uk/politics/2009/may/22/icm-poll-european-elections).
Al parecer, Gordon Brown podría convocar a elecciones generales para octubre de este año.
Dicen que eso daría tiempo de reformar el sistema de gastos de los parlamentarios, y salvar un poco la reputación de los políticos. Sobre todo podría evitar que los Laboristas pierdan más de lo que ya habían comenzado a perder desde la llegada de Gordon Brown al número 10 de Downing Street.


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lunes, 4 de mayo de 2009

De la influenza y peores males

Recuerdo bien a la presentadora de noticias de la BBC y su insistencia en tratar de explicar los decesos por influenza porcina (ahora llamada A/H1N1) en la Ciudad de México. Le preguntaba una y otra vez al experto epidemiólogo las razones de por qué en México se habían dado tantos decesos (en ese momento se creía que habían 150) mientras que en otros países no había hasta ese momento ningún fallecimiento atribuible al virus.

El especialista, por supuesto, no supo qué responder y dio razones vagas e imprecisas y dijo que no quedaba claro si las condiciones de la Ciudad de México hacían al virus más agresivo. Que al final y al cabo al ser una nueva cepa, no se sabía bien cómo actuaba.

Lo que tampoco sabíamos, aunque de alguna manera lo intuíamos, era qué tan ineficientes y negligentes habían sido las autoridades sanitarias mexicanas en el manejo de esta crisis.

Conforme pasan los días se van destapando hechos que dan respuesta a las preguntas que hacía ese día la presentadora de la BBC y que los periodistas en México hicieron al Secretario de Salud, José Ángel Córdova en una conferencia de prensa que tuve la oportunidad de seguir por internet. ¿Por qué se muere tanta gente en México a consecuencia de la influenza porcina?

De acuerdo con notas publicadas por Reforma y por El País, el personal de los hospitales públicos en México se negó a atender a los pacientes que se presentaban con cuadros clínicos con evidencia de contagio con el virus A/H1N1.

En una nota publicada por Margarita Vega en la sección Nacional de Reforma, el pasado 27 de abril, un residente de la especialidad de Urgencias se quejaba amargamente de la gente que iba al hospital a revisarse, a pesar de que muchos de ellos tenían sólo “una simple gripa”.

Me imagino perfectamente la actitud déspota de las enfermeras que se negaron a tratar a Óscar, el niño de 5 años 7 meses, que según Pablo Ordaz de El País falleció por negligencia del personal de la clínica 11 del Seguro Social.

Las fotos que aparecen de la Ciudad de México desierta y sus habitantes ataviados con los tapabocas azules hacen pensar en una epidemia mortal incontrolable. A mi parecer, en el fondo toda esta gente que sale con su tapabocas azul, incluidas mí hermana y mi sobrina, se cubren no sólo por miedo al virus, sino también porque saben que en caso de ser contagiados con el A/H1N1 existe la posibilidad de caer en manos de algún negligente que no querrá tratarlos adecuadamente. Si no cuentan con los recursos para acudir a un hospital privado, esa posibilidad aumenta sustancialmente.

Mi prima me preguntó hace unas horas si en Londres también estábamos todos cubiertos con tapabocas para evitar un posible contagio. No. En Londres nadie trae tapabocas ni está paranoicamente lavándose las manos cada 3 minutos ni evitando saludar de beso o de mano. Por experiencia personal puedo decir que el sistema de salud en Londres no es el mejor que he conocido, pero tampoco deja ir a las personas sin antes hacerles numerosos exámenes y asegurarse de que el paciente en efecto no sufre más que de una “simple gripa”.

Las crisis ponen a prueba a los países y su capacidad de dar respuesta a las situaciones de emergencia. En México nos hemos acostumbrado a las malas respuestas que el Gobierno da ante las crisis económicas y políticas, pero no estábamos seguros de cómo reaccionarían ante una crisis sanitaria. Lamentablemente, ahora sabemos que su respuesta no ha sido mejor.

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domingo, 3 de mayo de 2009

La Biblioteca Viviente

La gente se acerca curiosa por el nombre y ojea el catálogo de los “libros” disponibles para esa tarde. Homosexual, vegana, musulmán, lesbiana, gitano, travesti, madre adolescente (y soltera), profesor de baile, enferma con esclerosis múltiple y monja son sólo algunos de los “títulos” disponibles para su préstamo.

Esta no es una biblioteca común y corriente, con libros de Dostoievski, García Márquez, o Cervantes en sus estantes. El objetivo tampoco es promover la lectura entre los asistentes. La Biblioteca Viviente, que fue creada en el 2000, trata de impulsar la eliminación de estereotipos y prejuicios. Por eso, ofrece a préstamo a los representantes de grupos minoritarios.

Las reglas son simples: escoger del catálogo el “libro” que se desee consultar y sentarse con él a platicar por un máximo de 20 minutos. No hay reglas en cuanto al tipo de preguntas que se pueden hacer. La idea es preguntar todo lo que se desee con el fin de ofrecer información de primera mano sobre personas que son consideradas “raras” por la sociedad.

Este concepto se originó en Copenhague, Dinamarca. Tras haber sido testigos de un ataque de violencia contra un amigo, que fue motivado por cuestiones raciales, Dany Abergel, Asma Mouna, Christoffer Erichsen, Thomas Bertelsen y Ronni Abergel decidieron idear algo que ayudara a acabar con las creencias preconcebidas que tiene la gente sobre los miembros de grupos minoritarios.

Después de analizar las posibles causas de la existencia de los prejuicios y los estereotipos, concluyeron que la ignorancia juega un papel importante y decidieron tratar de acabar con ella a través del ofrecimiento de oportunidades para platicar directamente con las personas “diferentes”.

La primera Biblioteca Viviente de la historia fue instalada en el año 2000 como parte del Festival de Música de Roskilde de Dinamarca, con una lista de 75 “libros”. Desde ese entonces, se han instalado ya más de 120 Bibliotecas Vivientes alrededor del mundo incluyendo a países como Estados Unidos, Japón, Alemania, Finlandia, Suecia, Noruega, Hungría, España, Australia, Gran Bretaña, Canadá, entre otros.

Una de las muchas versiones de la Biblioteca Viviente fue instalada en octubre del año pasado en la segunda ciudad más grande de Finlandia: Tampere. Los organizadores aprovecharon el Festival de Malabares y Payasos que se llevó a cabo en esta ciudad, y decidieron instalarse en uno de los salones de la escuela que fue anfitriona del festival.

Entre sus libros, estaban Mustafá, inmigrante turco de 43 años y Mina, una chica lesbiana de 19 años que hace poco había decidido salir del clóset.

Mustafá

Mustafá llegó a Finlandia en la década de los 80, cuando las empresas de comunicación celular comenzaban a crecer en los países escandinavos. En Turquía, leyó en los clasificados de un periódico que estaban solicitando mano de obra para las fábricas de los teléfonos móviles de Finlandia. Un par de meses después, decidió dejar su país en busca de mejores ingresos y oportunidades de crecimiento profesional.

“En esa época daban las visas de residentes mucho más fácil que ahora y como requerían de mano de obra calificada y barata, la visa me la dieron rápidamente. Desde ese entonces soy residente legal”, explicó con un tono formal mientras se acomodaba la corbata de su traje verde que utiliza para ocasiones especiales.

Decidió participar en esta versión de la Biblioteca Viviente, pues había notado que la discriminación contra los musulmanes ha aumentado sustancialmente desde los ataques terroristas del 11 de septiembre.

“Siento que aún en ciudades como Tampere, donde desde hace varias décadas vive población árabe y musulmana, la gente se te queda viendo en la calle con una mirada como de miedo.

“Yo estoy casado con una mujer finlandesa que decidió convertirse al Islam, por lo que se podría decir que me he adaptado muy bien a la sociedad. Pero no puedo evitar notar que hay mucho desconocimiento ante nuestra gente y nuestra religión”, detalló.

Durante su participación como libro, tuvo que responder a preguntas como: “¿Es cierto que todos los musulmanes son terroristas en potencia?” o escuchar afirmaciones de niños que le comentaron sin tapujos que les daba miedo que los musulmanes que iban por las calles trajeran bombas en sus portafolios.

Ninguno de estos comentarios cambió el semblante tranquilo de Mustafá.

“Estoy acostumbrado a escuchar este tipo de cosas. Pero por eso estoy aquí, para que un musulmán les puedan explicar que nuestra religión es tan respetuosa como las demás y que los terroristas son sólo unos pocos radicales que no nos representan en absoluto”, afirmó.

Mina

Su decisión de salir del clóset no fue fácil. Tuvo que pensarlo 4 años antes de confesárselo a sus padres y a sus amigos más cercanos. A su abuelita no piensa decírselo nunca.

“Cada vez que me pregunta por qué es que no he tenido novio, le digo que sí he tenido pero que no me gusta llevarlos a casa”, comentó.

Contó que cuando decidió confesar sus preferencias sexuales a sus padres, le sorprendió la manera tan tranquila con la que lo tomaron. Pero también le sorprendió que cuando le platicó a sus amigas más cercanas, dos de ellas decidieron dejar de dirigirle la palabra.

Detalles como estos fueron los que tuvo que contar una y otra vez cuando la pedían prestada niños de 10 a 12 años acompañados por sus padres, y cuando un chico homosexual le pidió su consejo sobre la mejor manera de comunicar a sus padres sobre sus preferencias sexuales.

“Creo que es importante que la gente tenga la oportunidad de preguntarme sobre lo que se le ocurra, porque así la próxima vez que conozcan a una lesbiana, en lugar de pensar en todos los estereotipos negativos que se nos atribuyen, recordarán que en realidad somos como cualquier otra persona”, señaló cansada, pues fue uno de los libro más solicitados.

Esta no fue la primera vez que Mina participaba en una Biblioteca Viviente. También se ofreció como voluntaria en la Biblioteca que se instaló el año pasado en Helsinki.

http://living-library.org/index.html

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