lunes, 30 de noviembre de 2009

¿Quién votó por el BNP?

Lo preocupante de la existencia de un partido como el Partido Nacional Británico (BNP por sus siglas en inglés) no es que su líder sea un xenófobo; o que niegue abiertamente la existencia de un holocausto durante la Segunda Guerra Mundial; o que argumente que el cambio climático es una conspiración de los partidos de izquierda contra el capitalismo y que se atreva a sugerir que a través de la expulsión de los británicos “no indígenas” se reduciría el número de usuarios del transporte público y de conductores de automóviles y por ende las emisiones de CO2. Lo realmente preocupante es que hayan obtenido el 6% de los votos el pasado 4 de junio y que actualmente ocupe dos asientos en el Parlamento Europeo.

Cuando he tenido la oportunidad de charlar con algún británico sobre el BNP, siempre les pregunto: ¿Conoces a alguien que haya votado por el BNP? Hasta ahora todas las respuestas han sido negativas. “Los votantes del BNP son muy pocos y si alguna vez te topas con uno y le hace la misma pregunta, probablemente te mentirá y te dirá que nunca votaría por un partido así”, me explicó una colega egresada de Cambridge. Me imagino que tiene razón, sobre todo porque yo misma soy una extranjera trabajando legalmente en Londres.

De acuerdo con una encuesta levantada este verano por YouGov, una firma de consultoría sobre opinión pública, el 47% de los que votaron por el BNP son hijos de padres que siempre han votado por candidatos laboristas y el 25% son hijos de padres que tradicionalmente han dado su voto a los conservadores. En el análisis sobre los resultados, YouGov señala que “comparado con los seguidores de otros partidos, aquellos que votaron por el BNP tienden a estar mucho más en descontento con sus expectativas económicas, tienen un mayor grado de preocupación por la posible pérdida de su empleo y se sienten menos seguros en las calles de sus barrios”.

El 70% de los seguidores del BNP cree también que los británicos blancos son discriminados y que los musulmanes gozan de ventajas “injustas”.

Este resultado coincide con las respuestas que la BBC recibió en su portal tras lanzar la pregunta: ¿Quiénes votaron por el BNP? Respaldados por el anonimato que da el ciberespacio, algunos participantes del foro sostuvieron estar de acuerdo con la visión de Griffin sobre cómo a consecuencia de las políticas migratorias que se han implementado en los últimos años, las condiciones de vida de los llamado “indígenas británicos” se han deteriorado.* Otros aseguran que no están de acuerdo con las visiones xenófobas de Griffin, pero utilizaron su voto para protestar contra las políticas de los grandes partidos. Tal como lo muestra la encuesta de YouGov.

En la página de la BBC, James de Harrogate, por ejemplo, se queja de que se siga permitiendo la llegada de trabajadores extranjeros al Reino Unido, cuando “hay muchísimos británicos desempleados que podrían ocupar esos puestos si recibieran el entrenamiento adecuado”. Dice también estar preocupado por el nivel educativo de la escuela de sus hijos, pues en sus grupos hay dos o tres compañeros que no hablan el inglés como primera lengua y por lo tanto afectan el rendimiento del resto del grupo.

Muchos de los participantes coinciden en un punto: los grandes partidos se han hecho de la vista gorda en cuanto al tema migratorio por ser un tema políticamente delicado.

Pese a las recientes medidas de endurecimiento en los trámites migratorios para la emisión de permisos de trabajo y visas de estudiante, el Reino Unido sigue siendo uno de los países con mayor flexibilidad en materia migratoria en la Unión Europea y tal vez en el mundo entero.

Lo grave de todo este debate en torno a los trabajadores extranjeros y las declaraciones del líder del BNP es que casi siempre se basan en hechos falsos. No es cierto que los empleadores estén reclutando deliberadamente a extranjeros porque aceptan un menor pago o porque no exigen los mismos derechos laborales que los británicos. Por ley, para que un empleador pueda contratar a un no europeo, debe de anunciar ampliamente la vacante en periódicos y portales de internet. El anuncio debe permanecer por lo menos dos meses y sólo si se demuestra que no hay ningún ciudadano originario de la UE capaz de cumplir con los requisitos, se le permite iniciar el trámite de contratación del extranjero no europeo. El proceso de reclutamiento de un extranjero implica una serie de papeleos y trámites tan complicados y tan tardados que, el empleador que decide seguir adelante lo hace porque realmente no ha encontrado entre los candidatos a alguien que cumpla con los requisitos.

El problema es que en tiempo de crisis, en un país con por lo menos dos millones y medio de desempleados, y a unos meses de celebrarse las elecciones generales, vende más anunciar el endurecimiento de las medidas migratorias. Para los británicos desempleados, esto les da la ilusión de que recuperarán sus empleos y la economía comenzará a crecer. Nada más falso. Los trabajos de medio tiempo que normalmente ocupan los estudiantes extranjeros, no los ocuparán los desempleados de la industria de la construcción o los que se dedicaban a ensamblar autos en las plantas de Sunderland, al norte de Inglaterra.

Para bien o para mal, de acuerdo con analistas y firmas de consultoría política, por primera vez en muchos años, la constitución del parlamento tras las elecciones generales del próximo año, no le dará la mayoría a ningún partido político. Por las tendencias actuales, el tema migratorio podría ser uno de los más polémicos a discutirse en Westminster.

Lamentablemente, por los tiempos políticos y económicos, es inevitable que los extranjeros que trabajamos en el Reino Unido seamos señalados como unas de las posibles causas del desempleo. Sin embargo, confío en que la mayoría de los votantes vean en Griffin a un personaje aberrante y que el número de votos que obtenga el BNP no sea tan significativo como para que les permita ocupar más alcaldías y contar con más representantes en el parlamento. Sin duda las campañas para las elecciones generales en el Reino Unido será un evento interesante de seguir.

*El debate sobre quiénes son realmente los “indígenas británicos” es también un tema polémico. Sobre todo si tomamos en cuenta que esta isla ha sufrido invasiones de romanos, vikingos, y sajones, entre otros, a los largo de su historia.


Fuentes:
http://news.bbc.co.uk/1/hi/uk/8089142.stm
http://www2.politicalbetting.com/index.php/archives/2009/10/22/what-do-we-know-about-bnp-voters/
http://www.channel4.com/news/articles/politics/domestic_politics/who+voted+bnp+and+why/3200557
http://news.bbc.co.uk/1/hi/8319635.stm

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martes, 17 de noviembre de 2009

¿Puede un tabloide definir el futuro político de los británicos?

El pasado 30 de septiembre, The Sun, uno de los tabloides con mayor circulación en el Reino Unido sentenció en su portada: “Labour ’s Lost It”. Después de 12 años de haber otorgado su apoyo a los laboristas, este diario sensacionalista decidió cambiar de bando y respaldar a David Cameron, líder de los Conservadores, como el próximo Primer Ministro británico.

Tras este anuncio, Gordon Brown convocó a una reunión urgente en el número 10 de Downing Street con sus asesores más cercanos. No era para menos. El tabloide se jacta de ser una pieza importante en la definición del rumbo político de este país. Partido que apoya es partido que gana.

A la declaración del diario del grupo News International, propiedad de Rupert Murdoch, le han seguido una serie de notas que han criticado severamente al actual Primer Ministro. El último ataque abierto, - que por su intensidad tuvo incluso consecuencias negativas para el propio The Sun- estuvo relacionado con una carta de condolencia escrita a mano por Brown y que fue enviada a la madre de un soldado fallecido en Afganistán. La portada del pasado lunes 9 de noviembre estaba dedicada a señalar los errores de un texto que estaba lleno de faltas de ortografía y que estaba escrito con una caligrafía ilegible. El dirigente británico no supo siquiera cómo escribir correctamente el nombre del ex combatiente.

Junto a la foto de la madre de Jamie Janes, que con expresión de amargura muestra el retrato de su hijo ataviado con uniforme militar, The Sun publicó la misiva escrita por Brown, marcando con rojo todos los errores y las palabras que no se alcanzaban a entender (aunque por el contexto se asumía lo que querían decir). Al lado de la nota que describía la decepción y enojo de Jacqui Janes, madre del soldado, se publicó también una columna de una especialista en grafología que analizaba la caligrafía del dirigente británico. La grafóloga aseguraba que Brown había escrito las condolencias de manera apresurada, sin pensar mucho en el contenido y que reflejaba un estado de “pánico”.

Las reacciones no se hicieron esperar. La historia fue retomada no únicamente por Sky News, cadena noticiosa propiedad de Murdoch, sino también por la BBC y otros canales de televisión comercial como ITV, Channel 4 y por periódicos de circulación nacional.

Sin embargo, también hubo muchas críticas en contra de este ataque dirigido al líder de los laboristas. De acuerdo con el portal del tabloide y algunas encuestas levantadas por otros medios, los lectores sintieron que The Sun se había excedido. Brown perdió la vista del ojo izquierdo por un accidente que sufrió mientras jugaba rugby de pequeño y ha declarado que le resulta cansado leer o escribir por periodos prolongados. Brown se tuvo que disculpar por haber escrito mal el nombre del soldado y eso generó simpatía en un importante sector de la sociedad.

Si bien no parece que los laboristas estén buscando recuperar el apoyo de Murdoch, en últimas fechas se notan desesperados. Peter Mandelson, el secretario de negocios, denunció públicamente el pasado miércoles 11 de noviembre la existencia de un supuesto contrato firmado entre The Sun y el Partido Conservador. De acuerdo con Mandelson, el tabloide acordó con los conservadores seguir una línea editorial favorable para Cameron, a cambio de concesiones políticas una vez que los Tories lleguen al poder.

Además aseguró que los medios del grupo News International estaban tratando de imponer una agenda informativa propia, obligando a canales como la BBC a cubrir notas sin importancia, como el tema de la carta de Brown. La BBC ha negado que su cobertura esté influenciada por las notas publicadas en The Sun, The Times o Sky News. Algunos analistas de diarios como The Guardian o The Independent, de filiación más bien izquierdista, criticaron las declaraciones del ex representante de la Unión Europea ante la OMC como ilusorias. ¿Qué medio de comunicación serio aceptaría que su agenda está definida por otro medio?

Declaraciones de este tipo hacen pensar en que los laboristas están dando patadas de ahogado. Si bien diarios como The Guardian tienen entre sus editores y reporteros a militantes del Partido Laborista, los laboristas están tan divididos al interior que no han logrado dar una imagen de unidad. Como ejemplo de la ruptura interna se puede recordar la ola de renuncias de ministros que trabajaban con Gordon Brown, tras el escándalo por los gastos excesivos de los parlamentarios con cargo al erario público.

Cabe señalar que la legislación del Reino Unido prohíbe a sus políticos hacer campañas en medios electrónicos. Los partidos pueden comprar espacios en canales de televisión o en emisoras de radio, pero no pueden promover a un candidato. En el caso de los medio impresos, depende de cada periódico o revista apoyar al candidato de su preferencia a través de la cobertura de las campañas.

En un país donde el dinero invertido en las campañas no marca la diferencia, el apoyo de los medios resulta de fundamental importancia para los partidos políticos que compiten por obtener curules en la Cámara de los Comunes.

Pareciera que la abrupta caída del Partido Laborista es imparable. Los espacios que los conservadores no han logrado ganar los están ocupando partidos más pequeños como el Liberal Demócrata o el nacionalista BNP (British National Party por sus siglas en inglés).

Gordon Brown y sus laboristas tienen un cometido ante sí: hacer todo lo posible por mejorar la imagen que los británicos tienen de ellos antes de dejar el poder. Para poder lograr esto, es primordial negociar con los medios de comunicación e intentar salir por lo menos de manera decorosa y no como alguien que se va con la cola entre las patas.

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lunes, 16 de noviembre de 2009

El Reino Unido y la Unión Europea

Hablar sobre el papel del Reino Unido en la Unión Europea siempre ha sido un tema controvertido.

Si bien el Reino Unido es parte de los miembros antiguos de esta agrupación de Estados, en su momento llevó a cabo esfuerzos por generar un contrapeso político y económico con la creación de la Asociación Europea de Libre Comercio. A pesar de esto, la AELC tuvo poco éxito y finalmente en 1973 decidió unirse a lo que en ese entonces se conocía como la Comunidad Económica Europea.

En realidad, nunca han cesado las voces en contra de la membresía del Reino Unido a la Unión Europea ni las opiniones de aquellos que piden un papel mucho más activo en la determinación de las políticas del continente.

Con la ratificación del Tratado de Lisboa y la inminente llegada del Partido Conservador al poder, se abrió de nuevo la puerta al debate sobre el papel que los británicos juegan en esta asociación del países.

David Cameron, actual líder de los conservadores, había prometido llevar a cabo un referendum sobre el Tratado de Lisboa, en caso de que este acuerdo siguiera en proceso de ratificación cuando él llegara al poder. El pasado 3 de noviembre, con la ratificación por parte de la República Checa, el Tratado de Lisboa entró en vigor, y Cameron tuvo que salir a anunciar en cadena nacional que no convocaría a ningún referendum.

En su discurso se pronunció por recuperar la soberanía británica, que de acuerdo con los conservadores, se perdió desde la época de Blair.

Este debate sobre la soberanía perdida y las opiniones de los conservadores sobre cómo el Reino Unido ha dado demasiado a la UE sin recibir poco o nada a cambio no es algo nuevo.

En 1984, cuando se estaba definiendo la Política Agrícola Común (CAP por sus siglas en inglés), Margaret Thatcher presionó para que el monto que los británicos asignarían a un fondo agrícola común fuera menor al de Francia, ya que la cantidad que recibiría de vuelta iba a ser menor a la que estaba entregando. Los ingenieros que diseñaron el sistema de distribución de recursos aseguraban que el Reino Unido no podía recibir más que Francia dada la extensión dedicada a la agricultura en territorio británico.

Así, los conservadores han mantenido una política de reticencia hacia la Unión Europea en estos 36 años. Si bien los laboristas tampoco han logrado una participación mucho más activa del Reino Unido en esta agrupación, pese a la importancia política y económica de la isla, caminar en dirección contraria a las tendencias que ha marcado la evolución histórica de la UE sería un retroceso que iría en detrimento del propio Reino Unido.

De acuerdo con reportes del Banco Central Europeo y algunas otras firmas de consultoría financiera, la recuperación de Francia y Alemania ayudará a que el resto de las economías integradas a la moneda común avancen hacia la misma dirección. Por su parte, la economía del Reino Unido sigue sin dar señales de recuperación. Los encabezados de la semana pasada indicaban que la economía británica había dejado de perder empleos, pero no se hablaba tampoco de la creación de nuevos. Los anuncios de despidos masivos de bancos como Lloyds (que despedirá a 10 mil) y de HSBC (que eliminará más de 1500 puestos) no son señales alentadoras para el futuro de este país.

Al parecer la llegada de los conservadores es inevitable y de acuerdo con los resultados de las elecciones locales y para el Parlamento Europeo que se llevaron el pasado junio, los laboristas podrían perder una cantidad importante de curules. Será interesante ver cómo se va perfilando la política exterior británica con respecto a Europa, una vez los conservadores lleguen al poder. Aunque al parecer, no habrá nada nuevo en el horizonte.

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