martes, 20 de abril de 2010

Nothing is decided, yet...



El pasado jueves 15 de abril, el Reino Unido vivió un momento histórico. Por primera vez, los candidatos de los tres partidos más grandes que contenderán en las elecciones generales a celebrarse el próximo 6 de mayo, participaron en un debate que fue televisado por la cadena privada ITV.

Ese día, los periódicos publicaron planas enteras explicando a sus lectores las reglas del debate y qué se esperaba de cada uno de los candidatos. Las grandes casas de apuestas invitaban a los británicos a apostar por el posible ganador del evento.

Por la personalidad de cada uno de los candidatos, todo apuntaba a que el ganador sería David Cameron, líder del Partido Conservador. Aún cuando sus asesores han luchado por cambiar la imagen de "niño rico" que le ha impedido ganar popularidad entre los británicos de bajos ingresos, su carisma, su juventud y sus críticas contra las políticas laboristas le habían ayudado a mantener una ligera ventaja ante Gordon Brown, el líder de los laboristas.

Si bien Brown estaba sólo unos cuantos puntos debajo de Cameron, el carácter más bien hosco y malhumorado del Primer Ministro y su imagen de hombre serio hacían que las apuestas con respecto al resultado del debate se inclinaran hacia su contrincante Tory.

Nick Clegg, por su parte, era un candidato prácticamente desconocido. La encomienda del líder del Partido Liberal Demócrata era la de salir del anonimato.

Dadas las circunstancias, se esperaba que el debate se centrara en el enfrentamiento entre Cameron y Brown.

Sin embargo - y para sorpresa de muchos- el ganador del debate fue el hasta ese entonces desconocido Nick Clegg.

Clegg supo aprovechar bien la mala imagen que generó el escándalo relacionado con los gastos excesivos e injustificados en los que incurrieron varios Miembros del Parlamento el año pasado. La posibilidad de contar con un gobierno que acabaría con los viejos vicios fue bien recibida por la población.

Además, mientras cuestionaba los resultados de las políticas implementadas en las últimas dos décadas por los dos grandes partidos, se notaba tranquilo y seguro ante las cámaras.

De acuerdo con encuestas realizadas por los principales medios de comunicación al final del debate, el 52% de los británicos que presenciaron el evento declararon que el ganador había sido Clegg. El 25% le dio su apoyo a Cameron y el 18% a Brown.

Más de cinco días después, el apoyo al Partido Liberal Demócrata se ha mantenido a la alza. De acuerdo con la encuesta realizada por The Guardian/ICM esta semana, ante la pregunta: “¿Quién cree que llevaría al Reino Unido en la dirección correcta?”, el 30% respondió que David Cameron, el 26% que Nick Clegg y el 26% que Gordon Brown.

Si se toma en cuenta que la semana anterior los porcentajes eran: 42% David Cameron, 29% Gordon Brown y 12% Nick Clegg, el escenario ha cambiado dramáticamente.

Algunos columnistas políticos incluso han comenzado a comparar al líder de los liberales demócratas con Barak Obama, actual Presidente de Estados Unidos, por el inesperado salto que ha logrado en las preferencias de los electores.

El próximo jueves se llevará a cabo el segundo debate, el cuál se centrará principalmente en temas relacionados con la política internacional del Reino Unido. Las expectativas son ahora mayores y la pregunta es: ¿Podrá Clegg mantener el creciente apoyo que logró tras su participación en el primer debate?

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