Hace aproximadamente un mes, tuve la oportunidad de seguir de cerca la campaña del candidato conservador a Consejero Local por el pequeño poblado de Crawley, al sur de Inglaterra.
El pasado 4 de junio, el Reino Unido celebró, al mismo tiempo que las eleccciones europeas, elecciones locales en 34 de sus condados y distritos -todos ellos en Inglaterra-, entidades similares a las delegaciones en el Distrito Federal, o municipios en el resto de los estados de México.
Los gobiernos locales en el Reino Unido están constituídos en diferentes niveles que en México y en algunos condados (counties), hay dentro de ellos municipios (boroughs) y algunos llegan a niveles más pequeños como las parroquias (parish). Todos estos niveles de gobierno se encargan de labores como la recolección de basura, educación, bilbiotecas públicas, servicios sociales, transporte público local, cementerios, vivienda, etc.
Dado que en México se llevarán a cabo elecciones federales y locales el próximo 5 de julio, me pareció relevante resaltar algunos aspectos que tuve la oportunidad de obervar de cerca durante la campaña del candidato conservador Henry Smith.
--Los costos de campaña--
Unas las primeras cosas que llamaron mi atención fue el bajo costo de las campañas políticas. En el Reino Unido, el presupuesto de una campaña electoral a nivel de condado está limitado a 600 libras más 5 centavos de libra por elector. Es decir, poco más de 12 mil pesos más un peso por elector. La idea es que los candidatos de los condados más grandes puedan gastar más que los condados más pequeños.
Cabe aclarar aquí que los recursos para estas campañas salen de los partidos políticos directamente, o de los candidatos, ya que los Gobiernos central o local no otorga recurso alguno para la realización de campañas electorales.
En la pasada campaña para elecciones generales del 2005, es decir, para ocupar un puesto en el Parlamento nacional, los límites establecidos fueron de 7150 libras más 7 centavos de libra por elector.
Con base en estos límites, los agentes electorales, - personas encargadas de manejar las finanzas de los candidatos- elaboran un reporte final con recibos de los gastos y los entregan a la Comisión Electoral.
Dado que el presupuesto es limitado, los partidos han ideado maneras de ahorrar lo más posible. Por ejemplo, en el caso de la oficina del Partido Conservador del Oeste de Sussex, que se encarga del condado de Crawley, se imprimieron en conjunto los panfletos de los 18 candidatos de la región para así bajar los costos.
--Las campañas--
Unos días antes de la votación del 4 de junio, caminamos por las calles principales de Carwley y me soprendió la ausencia de pósters que promovieran el voto por algún candidato. Al preguntar a los transeúntes sobre este hecho, confirmaron que a excepción de las campañas para elecciones generales, es raro ver publicidad electoral por las calles. (Muy diferente a cualquier campaña en México, pensé.)
Aún en caso de elecciones generales, por la limitada cantidad de recursos disponibles, los candidatos suelen centrarse en distritos donde saben que podrían arrebatar votos a otros partidos. No pierden mucho tiempo en zonas donde saben que seguro ganarán, o en zonas donde la derrota es inminente.
En el caso de los candidatos a Consejeros Locales, las campañas se limitan a tocar puertas y repartir panfletos que contienen las propuestas de los candidatos. Dado que alrededor del 4 de junio, el escándalo por los gastos de los parlamentarios estaba en su auge, muchos de los votantes se negaron siquiera a recibir los panfeltos que repartía Smith, argumentando que estaban molestos por la irresponsabilidad de los políticos.
Cabe señalar que por ley, en el Reino Unido, está prohibido que durante las campañas electorales (empiezan un mes antes de las elecciones) el candidato pague por la comida o por bebidas de otras personas, pues se podría interpretar como soborno. Es más, está prohibido pagarle a alguien por su ayuda en la repartición de panfletos o por pegar los pocos pósters en la calle. Si alguien ayuda, debe ser de manera gratuita. Como consecuencia, los equipos de campaña son mucho más reducidos que en México.
Un candidato a Consejero Local, casi siempre trabaja solo. Toca puertas después de terminar su jornada laboral (los puestos en el Gobierno local son de medio tiempo) y acuden a reuniones en autos que ellos mismos manejan.
Si en alguna de las reuniones reciben alimentos o bebidas, deben reportarlo a su agente electoral para que lo incluya como parte de los gastos de campaña. Es decir, si le invitan un sandwich, debe reportarlo y el agente electoral lo pondrá bajo concepto de donación.
--La votación--
Una de los detalles que más llamaron mi atención, fue que la tarjeta de votación que deben de portar las personas al momento de votar, contiene únicamente el nombre y la dirección del votante. No contiene ni fotografía, ni huella digital o siquiera una firma.
Los libros de texto en el Reino Unido aseguran que, tras la aprobación en 1883 del Acto para Prevenir las Prácticas Corruptas e Ilegales, el número de delitos electorales denunciados bajó significativamente. A diferencia de los delitos electorales elaborados y complejos como los que se practicaban o se siguen practicando en algunos lugares de México, en el Reino Unido la práctica común era la del soborno. Es decir, los candidatos despilfarraban recursos en comprar pintas de cerveza o alimentos a los posibles votantes.
Se reportaban pocos casos de personas que utilizaran tarjertas de votación de otras personas para votar muchas veces usando nombres diferentes. Por lo mismo, acá uno no sale con el dedo pintado para dejar alguna marca indicando que ya se votó. (No podía dejar de pensar en la cantidad de fraudes que se podían cometer con una credencial de elector sin foto...)
--Conclusiones--
1) Las campañas electorales en el Reino Unido son mucho más austeras que en México y que en países como Estados Unidos.
Esto se debe, por lo que pude aprender, a que el límite impuesto por las autoridades es bajo y a que la mayoría de los candidatos y partidos intentan realizar sus campañas dentro de esos límites.
2)La sociedad británica confía en la honestidad de sus votantes.
Por lo tanto, no ve la necesidad de poner miles de candados a las identificaciones que se utilizan para votar. Acá, no utilizar las tarjetas de votación de otras personas es lo normal.
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